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Historia del cannabis VIII

| sábado, 4 de abril de 2009

La marihuana en el siglo XIX (1)

Este siglo comienza para el cáñamo el 8 de octubre de 1800, el general Napoleón Bonaparte dicta la siguiente ordenanza:

Artículo 1. Queda prohibido en todo Egipto el consumo del brebaje elaborado por ciertos musulmanes con cáñamo (hachís), así como fumar su grana.

Los bebedores y fumadores habituales de esta planta pierden la razón y son presa de violentos delirios que les hacen entregarse a todos tipos de excesos.

Artículo II. La elaboración de la bebida de hachís está prohibida en todo Egipto. Las puertas de todos los cafés y albergues donde se sirva serán tapiadas y sus propietarios encerrados en prisión durante tres meses.

Artículo III. Todos los fardos de hachís que lleguen a la aduana serán confiscados y públicamente quemados.

Con la firma del Tratado de Tilset (1807) de Napoleón y el zar Alejandro de Rusia, se prohibía el comercio entre Rusia e Inglaterra.

Lo que intentaba Napoleón era conseguir que Rusia deje de suministrar cáñamo a Inglaterra, así se destruiría o deterioraría la armada naval británica.

Pese a los intentos de Napoleón por impedir el abastecimiento de este material el Zar permite el comercio con los ingleses.

De 1810 a 1812: Napoleón ya furioso con el Zar por permitir el tráfico ilegal de cáñamo con Gran Bretaña organiza su ejercito e invade Rusia, invasión planeada como castigo al Zar y para seguir evitando que el cáñamo siga llegando a la Armada Británica.

Napoleón es derrotado en Rusia debido al duro invierno. Los primeros estudios químicos se efectúan en los años 1838-1839 por obra de Raleigh, Esdale y O'Birest; dos de los pioneros de este terreno, Easterfield y Spirey, mueren a causa de explosiones ocurridas en su laboratorio (no por causa de cáñamo).

W. B. O'Shaunessey, cirujano y profesor de química, descubre en 1839 las cualidades analgésicas y anticonvulsivas de la tintura de cáñamo y muere poco tiempo después, mientras se encontraba trabajando en una nueva fase de investigación sobre la resma.

Los poetas parisinos se interesan por esta sustancia. Hacia 1835 Baudelaire y otros artistas bohemios (como Henri Michaux, Boissard de Boisdeenier, Delacroix, Meissonier, Nerval, Rimbaud, Hugo Balzac, etc...) fundan el Club de los "Hashichines".

Gracias a Jackes-Joseph Moreau de Tours, que desde 1840 usa el fármaco en el hospital psiquiátrico de Biecétre (en 1845 documenta los beneficios físicos y mentales del cannabis ), llega a Francia el dawamesk, una preparación hecha a partir de hachís, una masa elaborada con las puntas de las plantas de cáñamo, azúcar, zumo de naranja, canela, clavo, cardamomo, nuez moscada, almizcle, pistachos y piñones, el Club con estas pepitas verdes y aromáticas realizó "viajes extraños".

Baudelaire, como miembro de este Club (que acostumbraba a reunirse en el hotel Pimodan, un inmueble situado sobre la parisina Isla de San Luis, en el barrio latino de París, donde viven Baudelauire y el pintor Boissard de Boisdenier, subraya que las alucinaciones producidas por el hachís:

"...más que crear un mundo irreal interno, transforma el mundo real. La alucinación es progresiva, casi voluntaria, y sólo puede llegar a su madurez por medio de la imaginación..."

"...Puede parecer que los sonidos dicen cosas extrañas, pero siempre habrá allí primigeniamente un estímulo. Pueden verse formas extrañas; pero antes de hacerse extrañas, las formas eran naturales..."

En 1839 el doctor O'Shaugnessy, profesor británico en la Escuela Médica de Calcuta ya publicó el primer artículo (de unas cuarenta páginas) sobre propiedades analgésicas, antiespasmódicas y relajantes musculares del cannabis (incluido para el tétanos).

Simultáneamente un doctor francés llamado Aubert-Roche estaba haciendo el mismo redescubrimiento de las aplicaciones del cannabis en el ámbito médico de Oriente Medio, ensayó en el hospital de Alejandría las capacidades terapéuticas del hachís y, desde 1834, logró curar varios casos de peste.

En el Cairo conoció al doctor Moreau de Tours, unos de los padres de la moderna psiquiatría, autor de un clásico tratado sobre el hachís aparecido en 1840, que usa el fármaco en el hospital psiquiátrico de Bicétre.

Durante los 60 años siguientes se editaron más de un centenar de estudios científicos sobre esta planta y sus propiedades.

En 1845 el doctor Giovanni Polli recibe la dirección de los Annali di Chimica Applicata alla Medicina (ACAM), es una revista especializada de Milán, donde a lo largo de 30 años irán apareciendo recensiones sobre trabajos dedicados al cáñamo; incluye artículos de médicos franceses, ingleses, alemanes, egipcios e indios, así como bioensayos de Polli y otros colegas.

A mediados de este siglo se hicieron estudios sobre el cáñamo intentando descubrir cual era la dosis mortal, los doctores Spivey, Wood y Easterfield comentan que a un perro que pesaba 12 kilos se le inyectaron 57 gramos exactos de líquido de cáñamo en la yugular y para la sorpresa de los investigadores el animal se recuperó tras estar inconsciente día y medio.

Ellos nunca descubrieron la dosis mortal. Parece ser que la dosis mortal está en media libra.

A mediados de siglo el doctor E. Whineray extresa el criterio dominante de la medicina occidental al decir que el hachís es "una droga impura y tosca, cuyo uso está obviamente excluido de la terapia civilizada".

Lo que más sorprende a los médicos de la época son las grandes diferencias entre las calidades de la planta, que no se diferencian mucho las unas de las otras. Los intentos por aislar los principios activos resultan fallidos.

También llama la curiosidad a los investigadores su baja toxicidad, en relación con su potencia psicoactiva. De 1850 a 1937 el cannabis era el medicamento más recetado de la farmacopea americana para cientos de enfermedades diferentes.

En 1857 los hermanos Smith de Edimburgo empiezan a comercializar un tinte realizado basado en extracto de cannabis.

En 1860 Fitz Hugh Ludlow, un joven norteamericano que publicó en forma anónima el libro Hasheesh Eater(1857), cuenta que tomó 25 gramos de una sola vez y que los efectos duraron varios días. Ludlow ensalzó el consumo de hachís como forma de hacer aventuras mentales, aunque también advertía que su consumo nunca debería ser excesivo.

En 1860 la compañía "Ganjah Wallah Hasheesh Candy" elaboró un caramelo de hachís de azúcar de arce que sería una de las golosinas más populares de los EE.UU.

Se podía comprar sin receta médica y aparecía anunciado en los periódicos por Sears-Roebuck, formando parte de su catálogo durante 40 años como un caramelo inofensivo (nadie murió por culpa de comerse un caramelo; si acaso pillarían una caries).

Fuente: www.cannabismedicinal.com.ar

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